lunes, 10 de mayo de 2010

Necesitada de aire para respirar

Y es que cuanto más alto subes... más duele la caída.

Hay muchas maneras de hacer daño, ya sea queriendo o sin querer; he descubierto una nueva, mejor dicho, lo he sentido.
Sientes una profunda tristeza, de esas que cuando crees que se ha ido es porque esta oculta por un momento de felicidad provocado seguramente por uno de tus pobres amigos que se esfuerza tanto por verte sonreír. Pero no demoro más la causa de mi tristeza, y es la pérdida de una gran ilusión, de un sueño (y es mucho peor porque es un sueño de amor, de esos en los que te ves abrazada a la persona y besándola, pero el sueño era real, tenía fecha de realización no era un mero hecho platónico); creo que se acentúa el motivo si el que te hace caer de la nube es la misma persona que te ha hecho subir tan rápido, y más aún si los motivos que te dan son tan sensatos e incuestionables.

Sabía que iba a suceder, era lo lógico y normal; es como si te gusta el chocolate, sabes que no puedes comer kilos y kilos, es lógico y normal, pero que ni siquiera te dejen probarlo, eso es tener mala idea.

Pocos pensamientos bonitos se han cruzado por mi mente en estos momentos, da igual lo brillante que luzca el sol en el cielo que yo siempre lo veo gris (y muy segura estoy de que no se deben a mis gafas nuevas!) y me sorprendo con lágrimas en los ojos y sin saber llorar, sigo con la esperanza de despertar y no recordar esa conversación, que nunca existió, que no fue real, y seguir siendo feliz.